El 3 de septiembre de 1936, las tropas del general Juan Yagüe tomaban
Talavera de la Reina tras una breve batalla con las fuerzas
republicanas. Este enclave era considerado el último de importancia
antes de llegar a las cercanías de Madrid. En la euforia de la victoria,
Yagüe gritó: Cuando entremos en Madrid, lo primero que voy a hacer es cortarle la cabeza al director de Heraldo de Madrid.
Lo cuenta en sus memorias quien entonces ocupaba ese cargo, el
periodista Alfredo Cabanillas. Hasta él llegó el eco de la bravata
militar y narra el desasosiego que le produjo ¿Qué le había hecho yo al general Yagüe?
¿Porqué al director de Heraldo de Madrid?
Sin duda por lo simbólico de este periódico en relación al régimen
republicano. Heraldo fue el impulsor de la República en 1930 y los meses
previos a las elecciones de 1931. Heraldo también fue el
periódico que se lanzó en defensa de la República en los primeros días
del golpe de estado de los militares en julio del 36. Alfredo Cabanillas
había sido jefe de prensa del presidente de la República, Manuel Azaña,
hasta poco antes del inicio de la guerra.
Pero la amenaza de Yagüe no se cumplió nunca y no fue por su falta de
voluntad. Sus tropas no avanzaron hacia Madrid como pretendía el
general. En lugar de esto, debieron desviarse a Toledo por orden de
Francisco Franco. Su nueva misión era rescatar a los nacionales
refugiados en el Alcázar de Toledo, asediado por fuerzas republicanas.
La operación les salió bien y se convirtió en un triunfo
propagandístico.
Alfredo Cabanillas permaneció en su puesto hasta el verano de 1937,
cuando fue destituido por el comité obrero del periódico, que le acusaba
de ayudar a personalidades conservadoras para que encontraran refugio
en la embajada francesa. Allí durmió él mismo en sus últimas semanas en
la capital. Efectivamente, había hecho muchas gestiones de este estilo,
como contó en el libro Hacia la España eterna que publicó en
Argentina tras exiliarse. Entre los beneficiados por Cabanillas estuvo
la familia del militar José Ungría, quien tras salir de la capital pasó a
Francia y a la zona nacional, donde se encargaría del Servivio de
Inteligencia Militar con especial dedicación a la organización de la quinta columna
en el Madrid republicano. Cabanillas terminó en Buenos Aires
mezclándose con los círculos franquistas y haciendo méritos para obtener
el permiso de regreso a España, lo que no ocurriría hasta los años 60.
En los últimos años se han editado hasta tres libros sobre su figura y
se realizó una exposición en la Fundación Alcalá Zamora de Priego, en
Córdoba.
Fuente:
www.germansbusquets.com
Gracias por compartir esta información, aunque estaría bien citar su procedencia www.germansbusquets.com
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